sábado, 9 de febrero de 2013

FRAGMENTOS DE MILAN KUNDERA



Me encanta el existencialismo filosófico de Milan Kundera, uno de mis escritores favoritos, a pesar de que sus novelas suelen ser bastante pesimistas. Aquí dejo unos fragmentos de dos novelas suyas, La Broma, su mejor novela en mi opinión y la menor pero nada desdeñable, La Despedida.



"A pesar de mi escepticismo me ha quedado algo de superstición. Por ejemplo esta extraña convicción de que todas las historias que en la vida ocurren tienen además un sentido, significan algo. Que la vida, con su propia historia dice algo sobre sí misma, que nos devela gradualmente alguno de sus secretos, que está ante nosotros como un acertijo que es necesario resolver. Que las historias que en nuestra vida vivimos son la mitología de esa vida, y que en esa mitología está la clave de la verdad y del secreto. Que es una ficción? Es posible, es incluso probable, pero no soy capaz de librarme de esta necesidad de descifrar permanentemente mi propia vida. "


                                                                                                   La Broma.



"- Y los santos -continuó Olga- no hacían más que renunciar a la vida. En lugar de hacer el amor, se daban latigazos, en lugar de luchar como nosotros, se iban a las ermitas y, en lugar de encargar la cena por teléfono, mascaban raíces. 


- No entiende usted en absoluto a los santos, señorita. Era gente que tenía un enorme apego a las satisfacciones de la vida, sólo que las alcanzaban de otro modo. ¿Cuál es, a su juicio, el mayor placer para el hombre? Puede adivinar, pero no acertará porque no es suficientemente sincera. No es un reproche, porque para ser sincero es necesario conocerse a sí mismo y para conocerse a sí mismo hacen falta años. Y ¿cómo podría ser sincera una chica que irradia tanta juventud como usted? No puede ser sincera, porque ni siquiera sabe lo que lleva dentro. Pero, si lo supiese, debería coincidir conmigo en que el mayor placer es el de ser admirado."



                                                                                                  La Despedida.

martes, 5 de febrero de 2013

LA BOCA ...





Boca que arrastra mi boca: 
boca que me has arrastrado: 
boca que vienes de lejos 
a iluminarme de rayos. 

Alba que das a mis noches 
un resplandor rojo y blanco. 
Boca poblada de bocas: 
pájaro lleno de pájaros. 
Canción que vuelve las alas 
hacia arriba y hacia abajo. 
Muerte reducida a besos, 
a sed de morir despacio, 
das a la grama sangrante 
dos fúlgidos aletazos. 
El labio de arriba el cielo 
y la tierra el otro labio. 

Beso que rueda en la sombra: 
beso que viene rodando 
desde el primer cementerio 
hasta los últimos astros. 
Astro que tiene tu boca 
enmudecido y cerrado 
hasta que un roce celeste 
hace que vibren sus párpados. 

Beso que va a un porvenir 
de muchachas y muchachos, 
que no dejarán desiertos 
ni las calles ni los campos. 

¡Cuánta boca enterrada, 
sin boca, desenterramos! 

Beso en tu boca por ellos, 
brindo en tu boca por tantos 
que cayeron sobre el vino 
de los amorosos vasos. 
Hoy son recuerdos, recuerdos, 
besos distantes y amargos. 

Hundo en tu boca mi vida, 
oigo rumores de espacios, 
y el infinito parece 
que sobre mí se ha volcado. 

He de volverte a besar, 
he de volver, hundo, caigo, 
mientras descienden los siglos 
hacia los hondos barrancos 
como una febril nevada 
de besos y enamorados. 

Boca que desenterraste 
el amanecer más claro 
con tu lengua. Tres palabras, 
tres fuegos has heredado: 
vida, muerte, amor. Ahí quedan 
escritos sobre tus labios. 

Miguel Hernández.